Para mis amigos, con quienes discuto siempre de estos matices... Wily e Iván
Rivalidades en el fútbol, hay muchas.
Añejas, nuevas, infladas… América/Guadalajara en México (sin olvidar al los
equipos norteños: Monterrey y Tigres, al Atlas, también en Guadalajara y contra
éste; lo mismo que el Cruz Azul y los Pumas de la UNAM, en varios cruces contra
el América…); en Argentina el River Plate/Boca Juniors, en Perú el Alianza de
Lima/Universitario de Deportes, en Chile el Colo Colo/Universidad de Chile… En
el resto del mundo es igual, el derbi del Cairo es entre el Al-Ahly y Zamalek SC;
en Sudáfrica el derbi de Soweto: Orlando Pirates contra Kaizer Chiefs; en
Macedonia le dicen clásico “eterno” a la rivalidad entre el Vardar Skopie y el
FK Pelister… en Francia hay varios, pero destaca Le Classique París Saint-Germain versus Olympique de Marsella… En Inglaterra hasta están
clasificados por zonas, por ejemplo, en el noroeste destaca el Manchester
United versus Liverpool; el derbi del
oeste de Londres se da entre el Chelsea contra el Fulham…
Y habrá que diferenciar: un clásico es un
partido de futbol con mucha historia, tradición y rivalidad, y un derbi es un
encuentro entre clubes de la misma ciudad, que además puede ser un clásico,
supongo.
A mi me gusta un clásico en particular:
el del Barcelona contra el Real Madrid.
En otra publicación, ingenuo probablemente, y quizá
tendencioso (pues le voy al Barça), llamé a esa rivalidad como el bien en
contra del mal. No es mi intención repetir ese texto, pero después de una liga
bien compleja (donde ganó el Barça, además de la Copa del Rey), y de una
Champions League que me pareció desangelada al final (y que ganó el equipo
madrileño), esta rivalidad me resulta más que evidente. Cito al periódico deportivo
AS (evidentemente pro Real Madrid): El
lateral (Arbeola), micrófono en mano,
recordó el famoso 'contigo empezó todo' de Piqué. El Bernabéu se lanzó:
"¡Piqué, cabrón, saluda al campeón!". Un gesto curioso, picarón, pero que no es sino uno de muchos ejemplos de hasta donde se
lleva el encono en contra del equipo rival. Ejemplos hay muchos: el mismo Gerad
Piqué, defensa central del Barça, en múltiples ocasiones ha hecho
comentarios que evidentemente buscan el juego, el fuego verbal, en contra de
los madridistas.
No queda sin embargo ahí, en el fondo se
trata del equipo de la comunidad autónoma de Cataluña, y el equipo de la
capital española, que alberga las sedes del Gobierno, las Cortes Generales,
ministerios, instituciones y organismos asociados, así como la residencia oficial
de los reyes de España y del presidente del Gobierno, ni más ni menos. Luego
entonces, pareciera que, detrás de la pantalla deportiva, hay una intensa
política que va desde los colores hasta la autonomía, el idioma y finamente la
idiosincrasia, y que se traduce en un odio a veces evidente, a veces escondido,
y que reluce en la afición y en sus jugadores.
Sin embargo, fuera de los clubes, muchos
de esos jugadores comparten la camiseta de la selección española, en otra
manera de maquillar las cosas, pretendiendo que todo es igual. Sin embargo, una
manera de entender el patriotismo de los catalanes nos lo da un histórico del
club Barcelona, Pep Guardiola, que llegó a declarar: Soy catalán de Cataluña. Por tanto, si hubiera selección catalana,
jugaría con Cataluña. Como catalán que me siento, sería un placer estar en una
selección catalana, aunque es una cosa complicada y difícil que parece que va
para largo”.
Sobra decir que si el Barcelona fuera un
equipo de media tabla, su presencia futbolística y política no sería
influyente; sin embargo, es uno de los clubes más populares de España y del
mundo, y con una efectividad endiablada en los últimos diez años: 23 títulos,
nada más, y con una imagen carismática bien trabajada desde la institución
polideportiva.
Para cerrar… en términos simples, abracé
el juego del Barcelona por la simple belleza de su juego, no por los colores de
su estelada (la bandera no oficial de
Cataluña), ni su himno o su lenguaje… Abracé el juego de ese equipo por la
gracia, por el toque, por la elegancia y la contundencia… porque ante el
poderío del otro equipo, y su bravuconería, se presentó un grupo de elementos
no muy robustos, no muy altos (Xavi, Iniesta, Messi, Pujol, Busquets…), y
plantearon un estilo arrebatadoramente lejano de la brutalidad habitual, de la
simple sociedad en la cancha, y llevaron el fútbol, a otro nivel… Y lo siguen
haciendo.
Es decir, fuera de la rivalidad de fondo,
que hace sabrosa la contienda, prefiero a ese equipo por cosas más simples, pero
igual de llenadoras: un juego en la cancha, once contra once.
De México, prefiero no hablar, hay mucho
relleno en su liga.