Apagado, así me defino sin la cafeína,
o sin la luminosidad del proyecto inminente. Escucho música, subo
imágenes, leo, busco información que creo importante, la descarto,
hablo con gente, quizá no profundizo... Y vuelvo a hacer lo mismo,
una y otra vez... Veo vídeos, regreso a los viejos archivos, hago
planes, pero tampoco lo hago con profundidad. Escribo cartas que no
me parecen buenas, otras más que me parecen detestables. No hago
nada brillante en estos días opacos... No leo bien, a veces leo con
rapidez, a veces logro momentos sublimes de lectura... Todo es un
pequeño caos, un descontrol sin la disciplina de la novela en curso.
Que momentos tan detestables los del
ocio, los del hambre, los de la pereza. Pero sé que todo puede
cambiar con un párrafo brillante, con una idea nueva, con un
abordaje de lo escondido por sorpresa, por asalto.
Tengo que ver a mi amor-amante y besarla
en los labios, oler su sexo entre los pantalones ajustados, y mirar
sus ojos, pequeños, brillantes, desvergonzados.
Tengo que avanzar en esas novelas, en
esos textos reveladores, tengo que terminar de escuchar la canción
de Pink Floyd sin recortes, tengo que hilar las ideas o volver a
escribir. Aún tengo que mejorar muchos textos, aún tengo que
escribir novelas malas y novelas buenas. Tengo que concentrarme,
abrir la piel de la realidad y zambullirme en ella, entender, nadar
en la miseria y en la belleza, como si fuera un pez humano, como si
fuera un cocodrilo de aguas continentales, de aguas residenciales.
Tengo que corregir novelas, tengo que
asegurarme de que las fechas coincidan, que los personajes tengan
profundidad, que existan. Tengo que evitar un millar de palabras.
Sobreponerme a mi mediocridad, y seguir, andar, levantarme, huir
quizá.
Tengo que cortar con toda la petulancia
de la cultura local, de la cultura nacional, y sólo pensar en esas
partes del entorno que no logro visualizar. Representar lo que se
cree imposible, deshilar esa gruesa cuerda de los significados, y
entender, y volver a entender... Mirar, comer, probar, deglutir...
Orinar, defecar con esa belleza de la realidad defragmentada.
Tengo que.
Tengo que...
No hay comentarios:
Publicar un comentario