martes, 4 de agosto de 2020

PUES ES UNA MAMADA PÓSTUMA

Por Jorge Valenzuela




Las palabras exactas de mi amigo fueron: A ver, morro, aviéntate un texto de Anaya para mañana, ¿va? Así, sin saludo, sin preguntar por mi madre o por lo menos invitarme a cenar; sin decir agua va, dirían por ahí. Y también está el aire de superioridad, que a pesar de los años no desaparece. Pero más le he faltado el respeto, y sin saliva, para seguir con las expresiones populares.

 

Anaya. Ana, ya. ¿Qué Anaya?, pregunté y le solté unos cuantos nombres. Tú dame el texto, respondió. Y como en este tiempo de encierro me he dedicado más a resolver sudokus, a hacer origamis y leer un número viejo de Tu mejor maestra, que a aprender a leer mentes, no me queda más que suponer.

 

Como no soy (tan) tonto, pienso que es de José Vicente Anaya de quien debería escribir.

 

Hace tres días que murió y sólo uno de mis contactos publicó algo sobre ello, una foto de una edición vieja y bastante maltratada de Avándaro: ¿aliviane o movida?, lo que me hace pensar que quizá debería empezar a buscar nuevas amistades.

 

En el boletín 772 del INBAL, un encabezado asegura que hay luto en las letras nacionales, por su partida. Afuera, en las calles, en el andar de la gente, en sus rostros, no encuentro seña alguna de ese sentir. Quizá sea por los cubrebocas.

 

Otra página, en la que hay algunos de sus poemas, pone que ha traducido libros de varios autores y agrega, en un paréntesis, que esos trabajos han sido publicados. Me hace gracia. Y me consuela un poco pensar que también él podría encontrarlo divertido.

 

Bolaño escribió en alguna carta que el día en que Mario Santiago muriera se irían literalmente a la chingada varias cosas que nos harían más pobres a los mexicanos. Creo que ahora se han ido otras tantas. Quizá no nos queda más que un montón de miseria y un poco de esperanza.

 

Mi amigo dijo que publicarían la siguiente semana, cuando le pregunté qué, tampoco recibí respuesta. Quizá alguna revistita, de esas que sólo leen los colaboradores y algunos de sus conocidos, sus padres, tal vez. Con algo de suerte será otro tipo de publicación, una que al fin me conceda la humillación a nivel nacional, que hace bastante me esfuerzo por alcanzar. Ya decidirán los dioses.

 

Por cierto, ¿alguien sabe de qué iba el infrarrealismo?

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