Con los calores llegó también el
cansancio del fin de año escolar, las enfermedades que aguardaban el
momento en el que el cuerpo se vuelve más vulnerable. Mis ojos se
cierran, todos los días ando con sueño, si tengo aquellos candados
de energía de los que hablan mis maestros de yoga, los tengo
cerrados a pesar de cualquier postura corporal. El ojo de mi frente
está cegado, o al menos está irritado, como los otros dos.
Mis intestinos están en un estado
lamentable, mi alergia se ha convertido en una plaga pulmonar, mi
piel se avejenta o acuna a virus malvivientes. El flujo de las ideas
es el flujo de mis gargajos.
Pero leo a Guillermo Cabrera Infante, y
eso es motivo de algarabía mental.
Mi cartera, la nueva (la otra la
perdí), sigue desangrándose. Pero ese debe ser considerado un mal
menor. Todos en México sangramos por algo.
Los proyectos están en un estado de
ingravidez que los hace flotar en el aire. Les faltan palabras. Cada
día una frase, una idea, un arreglo mayor o menor a un párrafo. La
lentitud, como el brinco de los senos en cámara lenta, como el
pesado vuelo de un par de moscas ensartadas en un abrazo amoroso.
E ibuprofeno con butilhioscina,
fexofenadina, mometasona y otras arañas.
Sin embargo, la reflexión del
sentimiento latinoamericano, por eso del fútbol, las lágrimas, los
suicidios. Un balón es para muchos cuestión de sí mismos, un
complejo entramado emocional, una exquisita selección de
frustración, de sentido de pertenencia, de nacionalismo, de
ilusiones, de ceguera, de pérdida de la noción de lo importante, de
la realidad... De amor en su versión más infiel, no correspondida,
o bien: entre la colectividad. Un gol es la felicidad, un gol es la
desolación, siete es lo impensable, uno el de la honra, otro el de
la puntilla, uno más el de la confirmación, o el del gane, o el del
empate, o el que da vida, o el que da muerte.
Yo le voy a un equipo que ya no existe,
el que dejó recuerdos imborrables, el que perdió con dignidad, el
que ganó casi siempre.
Me duele el colon, u otro requiebre
intestinal. Me duele no dormir plenamente, me duele no coger todos
los días, como loco, como amante loco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario