Ella me dijo que cuando me quitaba
los lentes, parecía un depravado sexual. Quizá los lentes sean como
un antifaz. ¿Qué mirada tengo sin los espejuelos? Me causa gracia.
Otra persona me dijo alguna vez que los lentes eran parte de mi, que
me daban personalidad; quizá mi verdadero yo se presente
cuando no los uso. Claro, me los quito frente a su sexo, mientras
acaricio sus nalgas, cuando busco entenderme con ella en otros
términos, digamos.
Literatura solipsista, se lo leí a
Roberto Bolaño, en Entre paréntesis.
Inmediatamente recordé a Henry Miller, egocentrista y genial;
también en Anaïs Nin y sus diarios, y no se me viene a la mente
nadie más. Quizá Karen von Blixen y sus Memorias de África, y el resto son historias
disfrazadas de ficción (evidentemente hay mucho más de esta literatura: memorias, autobiografías...).
¿Qué tanto reconstruimos, qué tanto
podemos inventar?
Bajo el sol, es un epistolario
de Bruce Chatwin, pero él no hizo esa recopilación de sus misivas.
Esto nos da una visión de su visión del mundo, de su entender, de
la deformidad de la apreciación de la realidad con su enfermedad
final, de su proceso creativo. Resulta encantador, al menos para mi,
entender ese proceso ajeno, esa búsqueda, o ese encuentro, de
eventos que utilizará el escritor posteriormente. ¿Qué situaciones
tomamos de la realidad? Ahí hay un abismo, la gran diferencia entre
los escritores; unos escogerían los eventos sublimes, bellos,
inolvidables por encantadores... Otros, lo contrario. Para Colina
Negra, Chatwin tomó un evento grotesco, pero revelador de cierta
condición humana. De eso se trata, de hurgar entre la basura para
mejor entendernos.
De eso se trata.
Generalmente tapamos lo desagradable del medio, lo que nos hiere, lo que nos causa dolor, asco, lo que nos muestra a los animales que llevamos dentro.
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